viernes, 14 de marzo de 2014

El tabú de las muertes bajo custodia policial:

Familias de personas que han fallecido bajo custodia y defensores de derechos humanos denuncian el largo período para que estos casos sean investigados y la presunción de veracidad de las declaraciones policiales.

“Diego Viña es ingresado en los calabozos del cuartel de la Guardia Civil (GC) tras una detención ilegal, ya que no existían indicios de delito. A esta circunstancia se suma el hecho de que la GC se negó a administrarle tratamiento médico y su traslado a un centro sanitario; además desconectaron las cámaras de videovigilancia del calabozo en el que se encontraba Diego”, explicaban en una nota de prensa la Comisión de Denuncia de Galicia (CDG) y la Coordinadora Estatal de Solidaridad con las Personas Presas (CESPP) el día que las pruebas testimoniales y periciales fueron presentadas en el proceso de responsabilidad patrimonial que se ha abierto en la Audiencia Nacional (AN) por su muerte.
Ese mismo día, familiares de otras personas fallecidas bajo custodia policial y defensores de derechos humanos se concentraban en Madrid para denunciar las muertes que se suceden bajo custodia policial y la dificultad para que éstas sean investigadas de forma rápida y efectiva. “Por fin hay una unión familiar y de afectados, que somos los que tenemos que tener la palabra. Siguiendo el ejemplo de las Madres de Plaza de Mayo, queremos visualizar este problema”, explica Fran del Buey de la CDG. De esta forma, tanto en abril como en mayo, familiares y amistades de Diego Viña, Xosé Tarrio, David Chacón, Miguel del Buey, Antonio Pallas y David Blanco [ver recuadro inferior] se han unido a las últimas visitas a los juzgados que la defensa de Viña ha realizado. “La unión hace la fuerza, y esto es fundamental cuando el Estado nos quiere tapar la boca. De estos casos no se habla en ningún sitio, en los grandes medios se ignoran porque no interesa. Somos basura para ellos”, explica Ermita García, madre de Antonio Pallas, que reconoce que desde que su hijo fue asesinado ya no tiene ganas de seguir viviendo. “Nuestra ilusión es juntar a todas las madres y realizar una marcha a Instituciones Penitenciarias, en Madrid, pero la gente no responde lo suficiente. Tienen miedo”, se lamenta Dominga Pastora, la madre de Tarrio, que se muestra esperanzada, ya que en el caso de Viña todo indica que se va a acabar juzgando a los acusados. En este caso, a su padre y a algunos de sus compañeros del cuartel de la Guardia Civil donde falleció en 2004.

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